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lunes, 20 mayo, 2024

Una de cada diez familias salvadoreñas cocina con leña

En El Salvador, el 15.2 % de las familias prepara sus alimentos en leña en la zona rural, mientras que en la urbana es solo 2.2 %.

Según una encuesta, una de cada diez familias salvadoreñas aún utiliza leña para preparar sus alimentos o calentar su hogar, principalmente en las zonas rurales del país.

La última encuesta elaborada por la disuelta Dirección General de Estadísticas y Censos (Digestyc), destaca que, el uso doméstico del gas licuado del petróleo (GLP) es la principal fuente de energía de las familias salvadoreñas para cocinar; es decir que más de 1.71 millones de hogares utilizan este derivado del crudo, con una representación del 88.7 %.

El 7.1 % de los salvadoreños aún utiliza leña para cocinar, a pesar de las consecuencias que pueden generar problemas respiratorios; es decir, unos 137,447 hogares a nivel nacional. Y por último el 4.2 % restante prepara sus alimentos con electricidad u otro método.

Vídeo/ TCS

¿Qué consecuencias puede tener para la salud cocinar con leña?

Puede que para muchas personas el sabor de la comida es mejor al cocinar en leña, pero no es bueno para la salud. La mayor amenaza del humo proviene de las partículas finas que desprende. Estas partículas microscópicas pueden entrar en los ojos o sistema respiratorio, y provocar ardor en los ojos, goteo nasal, y enfermedades, como bronquitis. Las partículas finas pueden empeorar los síntomas de enfermedades como el asma y desencadenar ataques de asma. Las partículas finas también pueden desencadenar infartos de miocardio, ritmo cardíaco irregular e insuficiencia cardíaca, en especial en personas que ya están en riesgo por estas enfermedades.

¿Quiénes son más propensos a contraer enfermedades?

  • Si la persona padece una enfermedad cardíaca o pulmonar, como insuficiencia cardíaca congestiva, angina de pecho, enfermedad pulmonar obstructiva crónica, enfisema o asma, puede que experimente efectos sobre la salud más rápido o a niveles menores de exposición al humo que una persona en buen estado de salud.
  • Los adultos mayores son más propensos a verse afectados por el humo, posiblemente debido a que es más factible que sufran de enfermedades cardíacas o pulmonares crónicas que la gente más joven.
  • Los niños también son lo más susceptibles al humo por muchas razones, sus sistemas respiratorios todavía se encuentran en desarrollo, porque respiran más aire (y contaminación del aire) por kilo de peso corporal que los adultos, y son más propensos a realizar actividades al aire libre.

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