Taylor Swift escribió en una carta manuscrita publicada este viernes en su sitio web oficial: “Es mío. Todo. Cada verso, cada nota, cada fotografía. Mi historia completa vuelve a mis manos.” Con estas palabras, cerró un capítulo que enfrentó durante seis años. Hoy, la artista es la dueña absoluta de todo su catálogo musical, incluidos los derechos de sus primeros seis álbumes.
Swift, quien debutó en 2006 con un álbum homónimo titulado «Taylor Swift», llevaba años luchando por recuperar el control de los llamados masters, es decir, las grabaciones originales de sus canciones. Estos no solo tienen un valor emocional y creativo, sino que también representan millones de dólares.
Taylor Swift enfrentó una dura batalla por su legado musical
La disputa comenzó en 2019, cuando el empresario Scooter Braun compró Big Machine Records, el sello que firmó a Swift cuando era adolescente y, con ello, adquirió los derechos de sus primeros seis discos: «Taylor Swift», «Fearless», «Speak Now», «Red», «1989» y «Reputation».
La cantante quedó completamente excluida del trato. Denunció públicamente que nunca se le ofreció la oportunidad de adquirir sus masters originales. Tras varios intentos fallidos de negociación, optó por una estrategia poco convencional: regrabar cada uno de sus discos.
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Con la etiqueta “Taylor’s Version”, sus nuevas versiones de «Fearless», «Red», «Speak Now» y «1989» alcanzaron el número uno en ventas, reafirmando su poder en la industria.
Además de los álbumes, Swift ahora también es dueña de todo el material visual, portadas, fotografías y canciones inéditas que alguna vez quedaron archivadas en estudios que ya no le pertenecían.
«Este es el trabajo de mi vida. Cada era, cada letra escrita en la madrugada. No puedo explicar lo que significa para mí que hoy sea mío… y también suyo», expresó, dirigiéndose a sus fans, quienes han acompañado cada paso de este proceso.