Letizia llamó la atención en Roma al asistir vestida completamente de blanco a la misa de inicio de pontificado del Papa León XIV. Este detalle, más allá de lo estético, responde a un protocolo exclusivo y poco conocido que se llama: Privilège du blanc o privilegio de blanco, que solo cinco mujeres en el mundo pueden ejercer.
Mientras la mayoría de las asistentes, incluidas otras reinas y primeras damas, debían vestir de negro como muestra de respeto, Letizia pudo presentarse ante el Santo Padre con vestido blanco y mantilla del mismo tono, en señal de pureza y paz. Esta deferencia es un gesto simbólico que reconoce la fidelidad histórica de ciertas casas reales católicas al Vaticano, especialmente durante periodos como la Reforma Protestante.
Este privilegio solo se concede a reinas consortes católicas de algunas monarquías europeas, entre ellas, Letizia de España, la reina Sofía, la gran duquesa María Teresa de Luxemburgo, Charlene de Mónaco y las reinas Paola y Matilde de Bélgica. Cabe mencionar que esto no aplica a princesas ni siquiera en las mismas familias reales y tampoco puede utilizarse en funerales, lo que explica por qué la reina Letizia vistió de negro en el funeral del Papa Francisco.
Letizia y su delicado vestido blanco
Para la ocasión, la esposa de Felipe VI optó por un vestido blanco de largo midi, escote asimétrico y cuello drapeado, una creación de Jorge Redondo, de la firma Redondo Brand. El look fue completado con una mantilla blanca, bolso a juego y unas zapatillas color nude de Magrit que rompían sutilmente con la monocromía.
Esta fue la primera vez que se le vio a Letizia luciendo mantilla blanca desde su boda en 2004, lo que hizo de este momento no solo un acto solemne, sino también histórico y visualmente poderoso. Un verdadero ejemplo de cómo el protocolo, la moda y la fe se pueden entrelazar en la figura de una reina.