El Vaticano confirmó que el papa Francisco será sepultado este sábado 26 de abril en la Basílica de Santa María la Mayor en el centro Roma. Con esto se cumple la voluntad que expresó el papa argentino en su testamento.
Será el primer pontífice en un siglo que no descansará en las grutas de la Basílica de San Pedro, en el corazón de El Vaticano. Allí reposan los restos de al menos 91 papas de los últimos ochocientos años, como Juan XXIII, Paulo VI, Juan Pablo I, Juan Pablo II y Benedicto XVI, que fallecieron en las últimas 6 décadas.

En su lugar, Jorge Mario Bergoglio pidió que su tumba se ubicara en el nicho de la nave lateral, entre la Capilla Paulina y la Capilla Sforza, dentro de la basílica Santa María la Mayor. Su deseo fue claro: que el sepulcro esté en la tierra, sea sencillo, sin decoración particular y con una única inscripción: Franciscus, su nombre papal en latín.
Vínculo de Francisco con Santa María la Mayor
Francisco tenía una profunda conexión espiritual con esta basílica. “Como siempre le prometí a la Virgen, y ya está preparado el lugar, quiero ser enterrado en Santa María la Mayor, porque es mi gran devoción. De antes, ya cuando venía, siempre iba allá los domingos a la mañana, que estaba en Roma, me iba un rato allí. Hay una ligazón muy grande”. De hecho, fue la primera iglesia que visitó tras electo sumo pontífice el 13 de marzo de 2013.

Además, esta basílica, es un emblema para los jesuitas. Es la que San Ignacio de Loyola eligió para celebrar su primera misa como sacerdote en 1538. Después, Loyola fundaría la Compañía de Jesús, la orden a la que 400 años después se incorporó el sacerdote argentino Jorge Mario Bergoglio que terminó siendo Francisco, el primer Papa jesuita.

La basílica tiene una larga e importante historia católica, incluyendo el hecho de que antes de Francisco ya han sido enterrados allí otros siete papas. Además, comparten espacio con la tumba del escultor Bernini y Paulina Bonaparte, hermana de Napoleón.
Video/TCS/Reportaje elaborado por: Andrés Cortéz.
Pero más allá del vínculo personal, este templo también encierra un enorme valor simbólico y espiritual dentro de la historia de la Iglesia católica.
16 siglos de historia
Santa María la Mayor es una de las cuatro basílicas papales de Roma y se distingue por conservar su estructura original de arquitectura cristiana primitiva. Cuenta con el campanario medieval más alto de Roma. A diferencia de otros templos, no tiene forma de cruz y fue construida sobre lo que antiguamente fue un santuario dedicado a la diosa Cibeles.
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Entre sus elementos más representativos está la Puerta Santa, que solo se abre durante los años jubilares, como ocurrió este 2025. Los mosaicos de sus muros y el artesonado del techo están recubiertos con oro traído desde América por la Corona española. Algunos historiadores aseguran que fue en el año 1500, con el primer cargamento de oro traído del Nuevo Mundo, posiblemente por el propio Cristóbal Colón.
Reliquias sagradas en su interior
Dentro de esta basílica se resguardan reliquias muy veneradas por los fieles. Entre ellas destacan cinco maderos que, según la tradición, formaron parte del pesebre donde fue colocado el Niño Jesús en Belén. Estas piezas están protegidas dentro de un relicario de cristal de roca, decorado con oro y bronce, ubicado a los pies del altar mayor.
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