Buscar la ciudadanía por nacimiento es una práctica bastante común en Estados Unidos. Mujeres indocumentadas o en situación migratoria legal, pero temporal, con visas de turismo, negocios o estudios, llegan a dar a luz a Estados Unidos. Y sus hijos son estadounidenses por nacimiento. Lo llaman despectivamente turismo de natalidad. Y los críticos creen que sido un aspecto muy atractivo para los migrantes.
Y aunque es un antiguo derecho constitucional, el presidente Donald Trump quiere limitarlo. Entre la avalancha de órdenes ejecutivas que firmó desde que asumió la presidencia el 20 de enero está una titulada «Protección del significado y el valor de la ciudadanía estadounidense». Es una medida contra los migrantes que se aferran al hijo-ancla nacido en la unión americana.

La orden ejecutiva busca evitar que los niños nacidos en EE. UU. cuyos padres sean indocumentados o tengan visas temporales puedan gozar de la ciudadanía automáticamente, toda vez que ninguno de los padres sea ciudadano estadounidense o residente permanente legal.
Primer revés legal
El juez federal de Seattle, John Coughenour, a solicitud de senadores de cuatro estados liderados por demócratas, Arizona, Illinois, Oregón y Washington, emitió una orden de restricción temporal que impide a la administración aplicar la orden ejecutiva que limita el derecho a la ciudadanía automática por nacimiento. «Es una orden descaradamente inconstitucional», dijo el juez a un abogado del Departamento de Justicia de Estados Unidos que defendía la orden de Trump.
Origen histórico de la ciudadanía por nacimiento
El principio de «ciudadanía por derecho de nacimiento» está vigente desde 1868, hace 157 años, cuando se aprobó la 14ª enmienda de la Constitución, que establece: «Todas las personas nacidas o naturalizadas en Estados Unidos, y sujetas a su jurisdicción, son ciudadanos de Estados Unidos y del estado en el que residen».
En aquel entonces, recién había finalizado la guerra civil y el presidente Abraham Lincoln había impulsado en 1863 la 13° enmienda a la constitución para abolir la esclavitud.
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Pero surgió un problema. No quedaba claro de qué nacionalidad eran los antiguos esclavos nacidos en Estados Unidos y que ahora eran libres. Entonces, una ley dictaba que “los afroamericanos nunca podrían ser ciudadanos estadounidenses”.
Pero esto queda abolido en 1868 cuando se aprueba la 14° enmienda, que deja establecido el derecho a la ciudadanía al nacer en el territorio estadounidense.

Y como un dato adicional, en 1898, hace 127 años, el Tribunal Supremo de Estados Unidos estableció que la ciudadanía por nacimiento se aplica también a los hijos de inmigrantes, lo cual pudo haber ayudado a un joven que nació en Alemania en 1885 y que emigró a Estados Unidos a sus 16 años. Era Friedrich Trump, el abuelo del presidente Donald Trump.
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