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viernes, 03 mayo, 2024

¡El misterio que envuelve el árbol de amate!

Bajo la fresca sombra del árbol de amate se esconden muchos misterios, y han surgido distintas historias sombrías.

El amate es un árbol frondoso que puede cultivarse en jardines, mediante técnicas de bonsái, y en macetas como plantas decorativas, aplicando cuidados específicos. Además, posee propiedades que son usadas en la medicina tradicional desde épocas antiguas, y una madera muy valorizada en el comercio.

Sin embargo, este imponente árbol oculta un misterio. Cuenta la leyenda que se debe tener cuidado al caer la noche, ya que debajo de sus ramas, aparece un ser oscuro, que afirman que es el mismo diablo. Benjamín Bautista, habitante de Izalco, cuenta la historia.

Video/TCS. Reportaje elaborado por Fabiola Hernández.

Los residentes expresan que muchos se atreven a acercarse durante la medianoche, para que aparezca la flor de amate, la cual concede riqueza, amor y salud. Pero, si se quiere obtener, deberá enfrentarse con el diablo.

Video/TCS

Las creencias populares cuentan que la flor solo puede ser vista por los sordos y los menores de edad, y que florece a media noche. Además, se dice que aparece ante la persona que el mismo ser oscuro decide.

En la actualidad, los habitantes del municipio de Izalco, en Sonsonate, creen que el árbol de amate es solo un misterio. Sin embargo, otros afirman que familiares han tenido sus propias experiencias. 

Video/TCS

Flor de amate: origen de la leyenda

Según la leyenda que se ha trasmitido de generación en generación, la historia trata de un campesino que, luego de un caluroso día de trabajo, decidió tomar agua de un manantial que se encontraba en las cercanías de un árbol de amate.

Él se dispuso a tener una pequeña siesta bajo la acogedora sombra de este, pero cayó dormido durante horas, hasta caer la noche.

Cuando el hombre despertó, no podía distinguir nada a su alrededor debido a la profunda oscuridad de la zona. En ese momento, se dio cuenta de que en la copa del amate brillaba algo, pero no podía distinguir si era algún tipo de flor, o un objeto cualquiera.

Por lo que decidió tomarla y llevársela. Al día siguiente, se convirtió en monedas de oro, por lo que consideró enterrarlas bajo un árbol de amate.

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