El presidente de Estados Unidos, Donald Trump y la jefa de la Unión Europea (UE), Ursula von der Leyen anunciaron el domingo un acuerdo para poner fin al enfrentamiento arancelario transatlántico y evitar una guerra comercial a gran escala.
El entendimiento se logró antes de la fecha límite del 1 de agosto, en la que Washington amenazaba con imponer un impuesto generalizado del 30 % si no se alcanzaba un pacto con Bruselas.
«Hemos llegado a un acuerdo. Es un buen acuerdo para todos», declaró Trump a la prensa, tras una reunión con von der Leyen en su campo de golf en Turnberry, Escocia.
El mandatario explicó que el acuerdo contempla un arancel base del 15 % para las exportaciones de la UE a Estados Unidos, incluyendo el sector automotriz, que actualmente enfrenta una tasa del 25 %.
«Estamos acordando que el arancel directo, para automóviles y todo lo demás, será un arancel directo del 15 %», afirmó.
Trump agregó que el bloque europeo se comprometió a adquirir 750,000 millones de dólares en energía estadounidense, además de realizar inversiones por 600,000 millones de dólares en ese país.
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Negociando en nombre de los 27 países que integran la UE, von der Leyen destacó que el pacto busca preservar una relación comercial valorada en 1.9 billones de dólares anuales en bienes y servicios.
«Es un buen acuerdo«, expresó la funcionaria europea, sentada junto al presidente estadounidense tras una hora de conversaciones. «Traerá estabilidad. Traerá previsibilidad. Eso es muy importante para nuestras empresas a ambos lados del Atlántico», añadió.
Desde que Trump retomó el poder, la UE ha enfrentado varias rondas de aranceles por parte de Washington, incluyendo un 25 % para automóviles, un 50 % para acero y aluminio, y un arancel general del 10 %, que estaba en riesgo de aumentar al 30 % sin un acuerdo.
Bruselas había centrado sus esfuerzos en evitar una expansión arancelaria que profundizara el debilitamiento económico del bloque, considerando las represalias solo como última alternativa.
No obstante, el acuerdo, tal como lo presentó Trump, no cumplió plenamente con las expectativas europeas.
La UE había presionado para obtener exenciones arancelarias en sectores estratégicos como la aviación, las bebidas alcohólicas y la industria automotriz —fundamental para Francia y Alemania—, que aún enfrenta las consecuencias de los gravámenes anteriores.
Cualquier compromiso deberá ser ratificado por los estados miembros. El domingo por la mañana, mientras se encontraban en Groenlandia, los embajadores de la UE fueron informados por la Comisión Europea y se esperaba que retomaran las discusiones tras el anuncio del acuerdo.
Medicamentos y acero quedan fuera del acuerdo arancelario
Trump aclaró que los productos farmacéuticos —una exportación clave de Irlanda y que el bloque había buscado proteger— no estarían incluidos en el acuerdo.
«Tenemos que fabricarlos en Estados Unidos», dijo. A inicios de este mes, el presidente incluso planteó la posibilidad de aplicar un arancel del 200 % a los medicamentos importados, lo que golpearía severamente al sector europeo.
Por otra parte, la UE esperaba lograr una cuota de entrada para el acero europeo en Estados Unidos, antes de la imposición de nuevos gravámenes. Sin embargo, Trump lo descartó: «El acero seguirá siendo como está», afirmó.
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