«El padre sin cabeza» es, sin duda, una de las leyendas más conocidas de la mitología salvadoreña. Pero en el distrito de Atiquizaya en Ahuachapán, Norte, este relato atemorizó a muchos, dejando una huella de terror imborrable en sus memorias.
Entre las tinieblas se escuchan murmullos de un espanto que se dice ser un padre sin cabeza, pero ¿por qué le llaman así?
De acuerdo con el historiador Armando Ortiz se trató de “uno de los padres de los que existieron en esta ermita que empezó a aparecerse a las personas del lugar”. La creencia popular es que el sacerdote cometió algún pecado y por eso fue decapitado.
Video / TCS. / Reportaje elaborado por: Alex Rivas.
Es en uno de los vestigios de las primeras iglesias de Atiquizaya, específicamente en un sector conocido como el callejón del Corozo, donde supuestamente se aparece la figura espectral del sacerdote decapitado, por eso muchos evitar transitar por la zona
«En antaño, más que todo, los padres siempre les decían a sus hijos que evitaran pasar por el callejón del Corozo porque era regularmente donde se miraban visiones del padre por acá», añadió el historiador.
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Los misterios que esconde la leyenda de «el padre sin cabeza»
Este espectro con sotana tuvo un encuentro con un habitante cercano al sector antes mencionado y, lamentablemente, no corrió con la suerte de vivir para contarlo.
María Figueroa es la hermana de hombre que presenció el misterioso encuentro con el espíritu y compartió los detalles sobre esto:
«Fíjese que se le apareció a mi hermano y él iba a regar a las dos de la mañana, entonces cuando él iba pasando dice que sintió un olorazo a ropa nueva y cuando él volteó a ver para la iglesia entonces fue que vio al padre sin cabeza. Siguió caminando y sentía que iba a la par de él».
Después de su encuentro con el padre sin cabeza, su vida comenzó a deteriorarse. Surgieron diversas enfermedades, y a pesar de los esfuerzos incansables de su familia por mantenerlo con vida, dos años después de la aparición, falleció.
Un final lamentable final que, aparentemente, solo tiene un nombre… ¡El padre sin cabeza!