Cada 14 de julio, El Salvador celebra una fecha especial: el Día del Médico, una oportunidad para honrar a esos héroes de bata blanca que, con dedicación constante y sin importar el horario, se entregan a sanar, consolar y servir a los demás.
Entre consultas, emergencias y largas noches de guardia, existen profesionales que se entregan más allá de los consultorios. Ese es el caso del doctor Rubén García, que también colabora como paramédico en Comandos de Salvamento, demostrando que la verdadera vocación no conoce límites cuando se trata de ayudar.
«La verdad (la vocación) me nació al ver la necesidad, le estoy hablando como del 2008 o el 2009 fue que yo tomé la decisión de empezar la carrera de Medicina a pesar de los obstáculos y todo y que ya había iniciado estando en socorrismo, vi esa necesidad que se requería un médico en esa área», explicó García.
Video / TCS. / Reportaje elaborado por: Leslie Solito.
Sin embargo, combinar ambas responsabilidades requiere dedicación, preparación constante y, sobre todo, un profundo compromiso con los demás. Para Rubén, lo más importante es ofrecer la mejor atención posible, incluso cuando los recursos son escasos.
«Siempre se trata como médico y socorrista de unir las dos cosas para poder brindar una mejor atención al necesitado. Recordemos que no contamos con todos los recursos necesarios, pero con lo poco que se tiene se trata de sacar adelante la asistencia o el momento que la persona lo necesita», subrayó el galeno.
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Rubén García: un médico que inspira a otros
Carlos Fuentes, uno de sus compañeros, resaltó su dedicación y cómo su ejemplo impulsa a otros a dar lo mejor de sí.
«Afortunadamente, gracias a Dios logró su objetivo que era terminar su carrera como médico. De igual manera, él mismo inspira a muchos de nuestros socorristas a seguir estudiando y alcanzar las metas», dijo Fuentes.
En una fecha dedicada a honrar a quienes cuidan la vida, historias como la de Rubén sirven para recordar que la medicina es un compromiso profundo, incluso en los momentos más desafiantes. Para él, la mayor recompensa es sencilla, pero significativa:
«Que el paciente o el familiar nos diga gracias, gracias por ayudarnos, gracias por ayudar a mi familiar o muchas veces gracias por salvarle la vida, porque son pacientes que están bien delicados y uno llega y se le da el apoyo, se traslada al hospital y es el momento donde usted dice: se pudo», comentó García.
Su historia representa a todos esos profesionales que, con pasión y coraje, convierten obstáculos en esperanza.
