Con frecuencia, tras un día rutinario y lleno de cansancio, las personas regresan a casa sin esperar que algo extraño ocurra. A veces, la tranquilidad se rompe de forma inesperada, como cuando objetos desaparecen sin explicación aparente. Esto puede deberse a la distracción, a la imaginación o, según las leyendas, a los duendes: diminutas criaturas que disfrutan haciendo travesuras.
«Es precisamente porque ellos al ser seres elementales a veces buscan que nosotros tengamos un contacto más profundo, cuando estamos en modo automático pues trabajando o a veces en el estrés del momento, ellos buscan como romper un poco esa tensión con sus juegos y sus bromas. Se cree o se piensa que esas travesuras son maldades, cuando en realidad muchas veces ellos lo hacen por juego, por jugar con nosotros para distraernos y a veces sacarnos de la rutina y del estrés», comentó Alejandra Castro, conocedora de este tema.
Hay quienes creen en la existencia de estos seres y, cuando algo desaparece, les hablan con firmeza. Algunas tradiciones sugieren que se les puede ofrecer dinero para que devuelvan los objetos perdidos, aunque esto no se recomienda.
Video / TCS. / Reportaje elaborado por: Alex Rivas.
«Al final esa es una manera de estimularlo de forma negativa, es como al final estarles desarrollando la idea de darles como un chantaje, entonces ellos empiezan a pedir más y más», aseveró Castro.
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¿Qué hacer si hay duendes en casa?
Estos seres son muy traviesos, por lo que lo más recomendable es tratarlos con respeto.
«Lo más adecuado es como buscar una conversación con ellos, a veces si bien es cierto no los podemos ver, pero decirles: «No, mirá, yo necesito esto. Necesito que me lo regreses». Y ellos pues van cediendo un poquito, pero como son seres de la naturaleza, el respeto que merecen, pues es importante tratarlos como tal, no como juguetes, no como espíritus o como fantasmas», recalcó Castro.
Sin embargo, los especialistas subrayan que cuando los objetos se pierden por un momento, generalmente es consecuencia de la distracción y la sobrecarga de actividades, por lo que descartan cualquier relación con la existencia de duendes.
En definitiva, ya sea por simples distracciones o por la creencia en criaturas elementales, estos enigmas cotidianos recuerdan que no siempre se tiene el control de todo. Puede tratarse de un llamado a prestar más atención o de una invitación a reconocer un toque de magia en lo invisible, como el respeto hacia los duendes.









