El Gabinete de Seguridad, junto a Migración y Extranjería, informaron sobre la detención de varios ciudadanos nicaragüenses, hondureños y salvadoreños que integraban una banda dedicada al hurto de celulares en el transporte público.
“A partir de investigaciones iniciadas en enero de 2024, identificamos la existencia de una estructura criminal que opera en rutas de transporte colectivo de todo el país, que actuaba de forma coordinada para hurtar teléfonos móviles dentro de las unidades de transporte y posteriormente, comercializar dichos aparatos en el centro de San Salvador. Dicha estructura estaba dirigida por dos ciudadanos nicaragüenses”, explicó el fiscal general, Rodolfo Delgado.
Además, el fiscal destacó que esta estructura lograba enviar hasta $120 diarios a otros países. “Remesaban entre 80 y 120 dólares diarios hacia otros países, producto de la venta ilícita de los objetos que hurtaban”.
De acuerdo con las investigaciones, algunos de los detenidos ingresaron al país por puntos ciegos, mientras que otros permanecieron como turistas con la intención de delinquir. “Se tiene documentado que los extranjeros ingresaron al país, a través de puntos ciegos o por pasos fronterizos como El Amatillo, San Cristóbal y El Poy”, mencionó Delgado.
Por su parte, Ricardo Cucalón, director general de Migración y Extranjería, reportó que “los ciudadanos extranjeros se encontraban en una situación migratoria irregular y se escondían en hospedajes para evadir los controles de las autoridades”.
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¿Cómo operaba la banda internacional de “carteristas”?
El pasado 31 de octubre, las autoridades de seguridad detuvieron a más de 30 personas vinculadas a la banda dedicada al hurto de celulares. Entre ellos, 17 hondureños, 11 salvadoreños, ocho nicaragüenses y un guatemalteco.
Según investigaciones de la Fiscalía General de la República (FGR), el patrón delictivo consistía en que, grupos de dos a cinco personas, abordaban los autobuses como pasajeros, pagaban su pasaje y portaban mochilas. Cuando entraban a la unidad, distraían a las víctimas y utilizaban el bolso para esconder los teléfonos sin que los pasajeros se percataran.
Posteriormente, un vehículo particular o rentado, era conducido por un “motorista” de la estructura, quien le daba seguimiento a la unidad de transporte y facilitaba la huida inmediata de los autores. “Los teléfonos eran entregados a receptores y a sujetos encargados de desbloquearlos para su venta”.
“Necesitamos la colaboración de los salvadoreños para que denuncien. Todas las denuncias que fuimos recabando de las diferentes rutas de buses nos sirvieron para armar este caso y poder atajar a esta banda”, sostuvo el ministro de Justicia y Seguridad, Gustavo Villatoro.
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