Estados Unidos recordó este día el 24.º aniversario de los atentados del 11 de septiembre de 2001 (11-S), el ataque terrorista más devastador en su historia, con ceremonias en Nueva York, el Pentágono y Shanksville, Pensilvania. Familiares de las casi 3,000 víctimas y autoridades rindieron homenaje a quienes perdieron la vida aquel día, cuando miembros de Al Qaeda secuestraron cuatro aviones y golpearon el corazón político y financiero del país.
En la Zona Cero del Bajo Manhattan, se realizó una ceremonia en la que se guardó un minuto de silencio a las 8:46 a.m., hora en que el primer avión impactó la torre norte del World Trade Center. Se leyeron los nombres de las víctimas y se escucharon campanadas en su memoria.
El presidente Donald Trump asistió a la ceremonia en el Pentágono, donde destacó la unidad nacional y la importancia de recordar a las víctimas. Además, otorgó póstumamente la Medalla Presidencial de la Libertad al activista político Charlie Kirk, asesinado ayer. Mientras que en Pensilvania, se rindió homenaje a los pasajeros del vuelo 93 que resistieron a los secuestradores, evitando un ataque aún más devastador.
A nivel nacional, miles de voluntarios participaron en una jornada de servicio comunitario, reflejando el espíritu de solidaridad que surgió tras los atentados. El legado del 11 de septiembre continúa vivo en las políticas de seguridad, la atención a los afectados por la exposición a polvo tóxico y el mantenimiento del Memorial Nacional del 11 de Septiembre en Nueva York.
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Aunque el 11 de septiembre no es un feriado federal, es un día de conmemoración nacional conocido como el «Día del Patriota» (Patriot Day). Las actividades laborales y escolares se desarrollan con normalidad, pero muchas instituciones participan en ceremonias y actos de recuerdo.
Del impacto a la resiliencia: el 11-S y su huella en el mundo
Los atentados del 11 de septiembre de 2001 no solo dejaron cicatrices en Estados Unidos, sino que también transformaron la seguridad y la política internacional. La creación del Departamento de Seguridad Nacional (DHS) y nuevas leyes reforzaron la vigilancia y la cooperación entre países aliados.
A nivel global, el 11-S impulsó intervenciones militares, reforzó alianzas estratégicas y generó un debate constante sobre el equilibrio entre seguridad y derechos civiles, dejando una huella que sigue influyendo en la política y la defensa internacional hasta hoy.









