Mover las piernas puede parecer normal, pero a veces es una señal de algo más: el Síndrome de Piernas Inquietas (SPI) afecta a muchas personas sin que lo noten.
Miguel Ramírez, por ejemplo, admite que a veces está sentado y sus piernas empiezan a moverse solas. “Los hombres a veces nos sentamos y, ya sea por preocupación o porque estamos pendientes de algo, siempre existe ese movimiento”, comentó.
Algo similar relató Ángel Hernández: “a mí me agarra así, moviéndome, porque uno no puede estar incómodo. Entonces se menea así (de un lado para otro)”.
Pero los especialistas advierten que existe una gran diferencia entre mover las piernas de manera ocasional y padecer el SPI, un trastorno neurológico que impacta directamente en el descanso.
La doctora Elena Majano, especialista en sueño, explicó: “el síndrome se manifiesta como una necesidad desesperante de mover las piernas, acompañada de disconfort y ansiedad. Los síntomas aparecen en reposo, empeoran en la tarde o noche y mejoran al caminar”.
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Diagnóstico y consecuencias del síndrome
Los principales síntomas de este trastorno son: malestar, dolor, cosquilleo, tensión, empeora en la noche, provoca trastorno del sueño, y es más frecuente en adultos.
Para confirmar el SPI los médicos realizan exámenes específicos. El neurocirujano Alexis Ponce detalló: “los estudios incluyen resonancia magnética y pruebas de sangre para descartar neuropatía diabética u otras enfermedades similares”.
Video / TCS. / Reportaje elaborado por: Ana Quintanilla.
Aunque el Síndrome de Piernas Inquietas no tiene cura, sí puede controlarse. Según los expertos, medidas como aplicar terapias de calor o frío, recibir masajes, realizar ejercicio moderado, mantener buena higiene del sueño, practicar técnicas de relajación y consumir suplementos de hierro ayudan a disminuir los síntomas.
“El Síndrome de Piernas Inquietas es una gran causa de insomnio. Disminuye el sueño REM, provoca somnolencia diurna y fatiga. No tiene cura, pero el control alcanza entre un 90 y 95%”, añadió Majano.
Sin atención médica, las consecuencias afectan la vida cotidiana. Ponce advirtió: “se suma ansiedad, irritación y estrés mantenido. También aparecen calambres, dolor y ardor en los miembros inferiores, lo que genera un malestar constante”.
El Síndrome de Piernas Inquietas (SPI) puede confundirse con un simple nerviosismo, pero es un trastorno real que limita la calidad de vida. Los especialistas coinciden en que la clave está en identificar los síntomas, buscar diagnóstico a tiempo y no minimizar lo que parece un hábito pasajero.
