Una megaredada ejecutada por agentes de migración dejó como saldo 475 migrantes detenidos, en su mayoría surcoreanos, en una planta de baterías en Georgia, al sur de Estados Unidos.
La operación se llevó a cabo tras una “investigación penal sobre denuncias de prácticas laborales ilegales y graves delitos federales”, según dijo Steven Schrank, agente especial del Departamento de Seguridad Nacional (DHS) en Atlanta.
“Investigaciones de Seguridad Nacional, en coordinación con nuestros socios policiales, ejecutaron una orden de registro judicial como parte de una investigación criminal en curso sobre denuncias de prácticas laborales ilegales y delitos federales graves. Esta operación subraya nuestro compromiso de proteger los empleos de los georgianos y estadounidenses, garantizando igualdad de condiciones para las empresas que cumplen con la ley”, manifestó Schrank.
“De hecho, esta fue la mayor operación en un solo sitio en el historial de investigaciones de Seguridad Nacional”, agregó Schrank durante una conferencia de prensa. Los migrantes fueron puestos a disposición del Servicio de Inmigración y Control de Aduanas (ICE) para una posible expulsión de la nación norteamericana.
Por su parte, Corea del Sur expresó su “preocupación y pesar” ante la embajada de Estados Unidos en Seúl y exhortó a Washington a respetar los derechos de sus ciudadanos.
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Mientras tanto, Schrank dijo que los 475 detenidos en la fábrica de vehículos en la localidad de Ellabell estaban “presentes ilegalmente en Estados Unidos” y “trabajando de forma ilegal”. “Había una mayoría de ciudadanos coreanos entre los 475”, afirmó.
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