El sonido de los motores y el giro de las ruedas acompañaron una exposición de autos clásicos, en el que vehículos de otras épocas regresaron al autódromo “El Jabalí” para recorrer el asfalto y recordar su historia.
El encuentro dejó de ser una actividad convencional y se transformó en una experiencia distinta, marcada por la emoción y la adrenalina.
«Te podés imaginar los años, la preparación, la ingeniería que se hizo en aquellos años y que ahora en día sigan corriendo porque no solo fue exponer los carros en este evento sino que si se dan cuenta estuvieron a prueba esos motores y realmente es una experiencia totalmente diferente», comentó Diego Martínez, uno de los organizadores del evento.
Los asistentes pudieron ver de cerca vehículos icónicos de su época, modelos que se volvieron referentes en las calles y en la cultura popular. La emoción aumentó cuando, uno a uno, los autos clásicos ingresaron a la pista del autódromo y demostraron que, pese al paso del tiempo, mantienen su potencia, su sonido y la emoción que los caracteriza.
Video / TCS. / Reportaje elaborado por: Alex Rivas.
«Primera vez que entramos a pista y es una experiencia sensacional», contó Walter Canjura, uno de los corredores que participó en la carrera.
Sin duda, la gran sorpresa para muchos fue el famoso «General Lee», el icónico automóvil de la serie «Los Dukes de Hazzard», que volvió a rugir ante la mirada emocionada de grandes y pequeños.
Sus dueños señalan que este automóvil, un Dodge Charger, va más allá de la categoría de clásico y se ha convertido en un referente que conecta distintas generaciones, preferencias y memorias.
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La pasión por los autos clásicos trasciende generaciones
Algunos asistentes recordaron viejas épocas, mientras los más jóvenes se acercaron a la experiencia de la velocidad de antaño, como don Carlos Pineda, que a sus 84 años volvió a poner su vehículo en marcha.
«El carro es un año 1971, o sea que tienen 54 años, es acordarse de los viejos tiempos cuando estábamos jóvenes, posiblemente hasta que me muera voy a dejar de correr y tal vez si hay allá en el cielo carros o carreras pues ahí vamos a estar también».
El encuentro superó la simple exhibición y funcionó como un reconocimiento a la trayectoria de la industria automotriz, ya que cada giro en la pista evidenció que el interés por los autos clásicos sigue presente. Algunos motores no se apagan con los años; solo aguardan el momento para volver a rodar.









