Robert Francis Prevost, de 69 años, se convirtió este jueves en el sucesor del papa Francisco y en el primer pontífice estadounidense y peruano de la historia, con el nombre de León XIV.
Con una imagen de moderado y visto como cercano al primer papa latinoamericano, el 267º pontífice llega al trono de San Pedro en un contexto de división en la Iglesia y de creciente tensión en el mundo.
Sus primeras palabras vestido de blanco, desde el balcón de la Basílica de San Pedro, fueron para realizar un «llamado a la paz», dar las «gracias» a su predecesor y saludar en español a su «querida diócesis de Chiclayo» en Perú.
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«Un pueblo fiel [que] ha acompañado a su obispo, ha compartido su fe y ha dado tanto, tanto para seguir siendo iglesia fiel de Jesucristo», subrayó quien fuera administrador apostólico de Chiclayo hasta 2023.
Miles de personas acogieron con aplausos su discurso y su elección.
«Esto es histórico, no tengo palabras. Cuando me enteré de que es de Chicago, me quedé sin palabras», dijo Gabrielle Estrada, una mujer de 30 años de San Antonio, Texas.
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Desafíos que enfrentará el papa León XIV
Aunque la elección se anunciaba incierta, los llamados «príncipes de la Iglesia» necesitaron solo dos días para elegir a León XIV, al igual que en 2005, cuando escogieron a Benedicto XVI, y en 2013, con Francisco.
El pontífice argentino, quien falleció el 21 de abril a los 88 años, encabezó la Iglesia por 12 años con un pontificado reformista enfocado en los pobres y los migrantes, pero que fue blanco de críticas entre los sectores más conservadores.
Su sucesor enfrentará numerosos desafíos internos, como la pederastia en la Iglesia, la crisis de vocaciones y el papel de las mujeres; y externos como los conflictos globales, el auge de gobiernos populistas y la crisis climática.
En su primer discurso «Urbi et orbi» (A la ciudad y al mundo), el pontífice llamó a la paz a «todos los pueblos» y pidió «construir puentes» a través del «diálogo», «sin miedo, unidos, dando la mano a Dios y dándonosla entre nosotros».









