La contaminación del aire no solo repercute en los pulmones: el humo de los automóviles, las emisiones industriales y las partículas en suspensión también afectan de manera directa la piel. Especialistas advierten que estos factores aceleran el envejecimiento, deterioran la barrera natural cutánea y aumentan el riesgo de enfermedades de la piel.
«Últimamente se maneja un concepto en dermatología que es el exposoma, que es cómo nuestra piel se expone a toda la situación del medio ambiente. Esta contaminación en la piel va a ser que tengamos un estrés oxidativo, al tenerla no hace un recambio celular, hace una oxidación y, por lo tanto, va a envejecer más rápidamente», aseguró el dermatólogo Marcelo Amaya.
Video / TCS. / Reportaje elaborado por: Kevin Díaz.
Sin embargo, con hábitos sencillos y consistentes es posible reforzar la protección de la piel ante factores externos dañinos.
Fernanda González es una joven consciente del impacto de la contaminación y de los daños que esta puede provocar en la piel.
«El nivel de contaminación que tenemos es grave y si no nos cuidamos la piel es más fácil enfermarnos de cualquier cosa. Mientras antes empecemos es mejor porque después cuando queremos repararlo ya es imposible. En cambio, siento que podemos hacer pequeñas cosas diarias que nos ayuden para el futuro, como lo típico siempre que me maquillo me tengo que desmaquillar por más que me cueste, uso filtro solar todos los días», contó González.
Los efectos más visibles
La exposición continua a contaminantes, explican los especialistas, puede evidenciarse a través de:
- Aumento de pigmentación postinflamatoria y manchas.
- Pérdida de elasticidad y arrugas prematuras.
- Mayor inflamación cutánea, que agrava acné y rosácea.
- Empeoramiento de eccemas y dermatitis.
Te podría interesar: Dermatitis nerviosa: cómo el estrés afecta la salud de tu piel
Rutina básica para el cuidado de la piel
Para reforzar la barrera cutánea y minimizar el impacto del ambiente, los especialistas recomiendan una rutina sencilla y constante:
- Limpieza diaria (mañana y noche): usar un limpiador suave adecuado al tipo de piel (espuma, gel o barra según tolerancia) para eliminar partículas, suciedad y residuos.
- Hidratación: aplicar una crema que reponga lípidos y mejore la textura; la hidratación refuerza la barrera.
- Protector solar diario (SPF ≥ 50): esencial para prevenir daño actínico y manchas. Debe aplicarse incluso en días nublados y reaplicarse si se está al aire libre por períodos prolongados.
- Antioxidantes tópicos: productos con vitamina C, niacinamida o fórmulas con acción antioxidante ayudan a neutralizar radicales libres.
- Rutina nocturna de reparación: incluir ingredientes que promuevan regeneración (retinoides con supervisión médica, péptidos) según tolerancia y prescripción.
- Evitar irritantes: reducir el uso de exfoliantes agresivos o tratamientos que comprometan demasiado la barrera sin supervisión profesional.
- Limpieza de partículas en la piel tras exposición: al llegar a casa, una limpieza más profunda ayuda a retirar contaminantes acumulados durante el día.









