Es común observar a motociclistas que viajan con una pequeña campana colgada en sus vehículos. Esta tradición, conocida como «Campana Motera» o «Guardian Bell», tiene raíces en la cultura motociclista y se cree que ofrece protección en la carretera.
«Cuenta la historia que un motociclista al norte de México, venía regalando juguetes, andaba su alforja en su moto Harley-Davidson, pues lo agarró la noche y en la oscuridad él todavía en su motocicleta siguió manejando, cuando en el camino aparecen unos «Gremlin», unos duendes, que le pusieron pedazos de palo, le pusieron piedras, no hallaban qué obstáculos poner», narró Jorge Polanco, miembro del Club de Motociclistas Rebeldes.
A partir de ahí, los traviesos personajes quisieron intimidarlo, y esto fue lo que pasó:
«Estos duendecitos malos querían hacerle daño a él, entonces él les empezó a tirar juguetes que llevaba en las alforjas y tenía una campanita que quizá era lo último que le quedaba. Cerca de ahí, cuenta la historia, habían dos motociclistas que se habían quedado a acampar, estaban durmiendo. Entonces, al oír la campanita llegaron y lo salvaron de los duendes», narró Jorge Polanco.
Video / TCS. / Reportaje elaborado por: Alex Rivas.
El secreto detrás de esta historia se encuentra en un pequeño sonido metálico. Entre los motociclistas de Harley-Davidson, la campanita que cuelga de la moto nunca se compra: debe regalarse a un compañero, porque solo así se asegura que la suerte y la protección se mantengan durante los viajes.
Con el tiempo, este pequeño objeto pasó de ser un adorno a convertirse en un emblema de unión y compañerismo entre motociclistas.
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La Campana Motera: símbolo de protección y compañerismo
Diomedes Álvarez conserva su campanita desde hace 15 años, un objeto que representa tanto su pasión por las motos como la tradición motera que lo protege en cada viaje.
«Aquí me la puso el hermano, el amigo motociclista, no sé si sería un costarricense o un panameño, pero yo venía en ruta hacia San Salvador. Yo deseaba tener la campana, incluso hasta quería comprarla pero la tradición no es esa, sino que se la regalen. Yo tengo 15 años de tener la moto y también de andar la campana», manifestó el experimentado motociclista.
Para él, la campana funciona como un amuleto que lo acompaña y lo protege en cada aventura sobre la moto.
«Gracias a Dios que la ando y siempre me ha cuidado en los caminos, aunque me he caído seis veces, pero no es para tanto, es decir, es gaje del oficio caerse de la moto», señaló Álvarez.
Ahora, cada vez que vea una campana colgada de una motocicleta recordará que ningún viajero está solo y que en la ruta la protección viaja en el sonido de un lazo eterno, el de los compañeros de camino.









