Una mujer habría sido papa de la Iglesia Católica en el siglo IX. Para muchos, la increíble historia de Juana, la papisa, es solo un mito. Empezó circular en la Europa medieval en el siglo XIII, casi 400 años después de que habría ocurrido el papado femenino.
En los textos medievales se habla de Juana, que en realidad se llamaba Ionannes Anglicus, pero que también era conocida como Juan, el inglés. Y aunque la historia de la papisa ha sido puesta en duda durante más de mil años y es rechazada por muchos expertos, se sigue contando. Además, ha inspirado libros y películas.
¿Quién era la mujer papa?
Hay varias versiones de esta historia, o mito, pero también hay muchas coincidencias.
Se dice que Juana nació en la ciudad alemana de Maguncia, de padres ingleses, aunque no se sabe nada sobre ellos.
Era una mujer muy culta, que ansiaba recibir educación universitaria, lo que entonces era imposible por su género. Cuando todavía era muy joven, se escapa de casa con su amante y se disfraza de hombre. Ambos van a Atenas con el propósito de obtener educación superior y, al parecer, ella sobresale y es considerada una erudita.
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Luego viaja a Roma, vestida como hombre, se hace llamar Juan y se convierte en maestra del Trivium (Gramática, lógica y retórica). Entre sus discípulos había destacados nobles.
Gana reputación por su brillantez académica y por su integridad moral, hasta el punto en que logra ascender por las filas de la Iglesia. Pero mantenía una doble vida. “Era bastante fácil esconder su cuerpo de mujer en la vestimenta clerical de la edad media, porque era más como una túnica, con la cabeza cubierta” dijo Katherine Lewis, profesora de Historia Medieval de la Universidad de Lincoln, Inglaterra.

«Es importante que ella vistiera como un hombre, de lo contrario no habría podido obtener una educación académica ni asumir un papel clerical, porque las mujeres tenían prohibido recibir órdenes sacerdotales», aseguró Lewis.
Así, se convierte en cardenal y luego es elegida Papa por unanimidad, supuestamente como sucesora de León IV, que murió en el año 855.
Única regla que no cumplió y trágico final
Juana habría ejercido el papado durante 2 años, 7 meses y 4 días. Al parecer lo hizo muy bien, dice Katherine Lewis, con una excepción: no cumplió el celibato requerido al Sumo Pontífice.
Continuó su relación carnal con su amante y, en consecuencia, queda embarazada y da a luz de forma pública y dramática durante una procesión. Con esto revela su verdadero género.

Hasta ese momento nadie sospechaba nada, pero debido al horror que causa el parto en plena calle, sufre una brutal ejecución. Es atada de pies y manos y arrastrada por un caballo fuera de la ciudad, mientras es lapidada por una multitud enfurecida.
En otras versiones no es sentenciada a morir por la Iglesia, sino que se arrepiente, se retira a un convento y su hijo llega a ser obispo.
Moraleja de la historia
Su historia fue adoptada como moraleja por la Iglesia católica para mantener a las mujeres dentro de sus roles tradicionales y, después de la Reforma del cristianismo, por los protestantes para restarle legitimidad al catolicismo y al poder de Roma.
También muestra la difusa frontera entre la verdad y la ficción en las crónicas históricas, pero el relato sigue vivo en novelas, el teatro y el cine.
En el siglo XIV, el poeta italiano Boccacio, incluye la historia de Juana en un cuento de dos partes. La catedrática de Literatura Inglesa Medieval de la Universidad de Swansea, Laura Kalas, explica que hay una parte “positiva, en la que halaga la inteligencia y cultura de Juana, y la otra increíblemente misógina en la que la describe como una especie de aberración”.

Y hace medio siglo, en 1972, se estrenó la película “Juana, la papisa” con la actriz noruega Liv Ullman en el rol estelar. La historia se centró en las relaciones románticas de Juana y fue criticada por su perspectiva nacionalista.
¿Mejor estar seguros?
Desde la edad media, la leyenda de la papisa Juana, habría generado ciertos controles en la iglesia. Como la curiosa historia de una silla especialmente diseñada para verificar el sexo de un nuevo Sumo Pontífice.

Según este mito, antes de su proclamación, el Papa era sentado en una silla con un agujero por entre el cual un diácono palpaba y gritaba: «¡Tiene testículos!» para verificar que era hombre. Sin embargo, no hay evidencia de que ese rito haya sucedido.
¿Puede ser electa papa una mujer?
La legislación canónica no impone requisitos para ser elegido Papa, más que los propios del derecho divino para ser sacerdote: ser varón, bautizado en la iglesia católica y con pleno uso de razón. En tal sentido, no se puede elegir a una mujer.
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