Durante la infancia, muchos niños atraviesan momentos de temor frente a diferentes experiencias: un paseo, ciertas imágenes llamativas o incluso inseguridades que perciben de sus padres. No obstante, cuando esos miedos se vuelven persistentes e intensos, pueden transformarse en fobias que frenan su crecimiento y bienestar.
Según la psicóloga Lissette González, el miedo surge como un mecanismo normal que ayuda al ser humano a protegerse de los riesgos. Pero si esa emoción aparece con demasiada fuerza o se mantiene por más tiempo del necesario, deja de ser funcional y pasa a convertirse en una señal de alarma.
«Es una situación adaptativa que el niño tiene, o cualquier ser humano, ante una situación de peligro. ¿Cuándo el miedo tiende a ser anormal? Cuando el niño o el adulto en ese caso los niños tienden a tener un nivel más extremo que hay un proceso más prolongado de tiempo y la intensidad también», subrayó la experta.
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Claves para identificar fobias en la infancia
Los especialistas aconsejan a los padres observar de cerca el comportamiento de sus hijos. González advirtió que las fobias pueden aparecer de múltiples maneras, ya sea en la interacción social o en miedos muy concretos. Una señal clara de alerta es cuando el niño muestra un temor intenso frente a actividades comunes, tanto en el hogar como en otros entornos.
El ambiente escolar cumple un papel fundamental en la detección de estas dificultades. La pedagoga infantil Evelyn Campos explicó que, dentro del aula, es posible reconocer a los niños que sienten un miedo marcado a intervenir, preguntar o presentar un tema. Esto suele evidenciarse en una voz más apagada de lo normal y en la inseguridad al comunicarse.
«Una de las conductas que podemos observar dentro del salón de clases es un miedo intenso a la participación, por ejemplo, pasar a exponer un tema, levantar la mano, tener miedo a expresar lo que siente. Por lo general estos niños pueden tener un tono de voz más bajo de lo normal», enfatizó Campos.
¿Cómo superarlo?
Para abordar estas situaciones, los especialistas sugieren apoyarse en materiales educativos como cuentos, libros y guías para padres.
«Lo va a superar con acompañamiento y ayuda de los padres, pero aquí sobre todo tiene que haber una psicoeducación para que el papá o la mamá sobrelleven este momento… La mejor manera es un acompañamiento psicológico», destacó González.
Detectar a tiempo las señales y brindar apoyo constante permite que los niños enfrenten sus miedos de manera efectiva. La colaboración entre padres y docentes es clave para reforzar su estabilidad emocional y acompañar su desarrollo.









