En el distrito de San Ramón, Cuscatlán Sur, el aroma de los marquesotes recién horneados es parte del día a día. Este pan dulce artesanal representa la identidad del lugar y acompaña tanto las festividades patronales como los momentos familiares.
En este lugar, la elaboración de marquesotes es una tradición que se transmite de generación en generación. Las familias conservan la receta original y, con el tiempo, la han perfeccionado, manteniendo vivo un orgullo que une a toda la comunidad.
«Ya es de familia, lo elaborábamos con mi madre, o sea ya llevamos años, décadas haciéndolo… Yo comencé desde la edad de nueve años a ayudarle a mi madre, bueno ya es algo pues que uno lo hace para poder cubrir sus necesidades y también pues para que no se vaya perdiendo la tradición», expresó Dalila Aragón, una de las panaderas del distrito.
Video / TCS. / Reportaje elaborado por: Maziel Méndez.
En San Ramón, el marquesote se ha ganado un lugar especial: no es solo un pan dulce, sino un emblema que forma parte de la identidad del pueblo. Siempre presente en ferias, celebraciones religiosas y encuentros familiares, se disfruta junto al café o la horchata y une historia, tradición y sabor en cada bocado.
«Es la marca de San Ramón y pues todos los emprendedores los que elaboran el marquesote pues lo distribuyen, ya sea a nivel distrital o fuera del distrito y fuera de nuestras fronteras patrias», comentó Óscar García, encargado de turismo de Cuscatlán Sur.
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Así se elabora el tradicional marquesote de San Ramón
La preparación de este pan dulce inicia con claras batidas a punto de nieve, a las que se añaden las yemas, la vainilla y el azúcar disuelta. Después se incorpora la harina de arroz o de pan y la mezcla se coloca en moldes especiales para llevarla al horno de leña, donde adquiere su aroma característico y su textura esponjosa.
Cada etapa exige paciencia y destreza: desde el batido constante hasta el manejo del fuego, todo contribuye a conseguir el dorado perfecto que caracteriza al marquesote tradicional.









