El mar siempre ha despertado admiración, respeto y misterio en la humanidad. Para muchas culturas ancestrales, no era solo un vasto cuerpo de agua, sino un ser vivo que transmitía emociones y energías, que se intensifican en determinados momentos.
«Para nosotros como prácticamente y miembros de la cultura maya, todo en el planeta Tierra tiene un espíritu, tiene vida, así como el mar, las plantas, las piedras, nosotros también tenemos un alma, tenemos un espíritu. La gente dice que es creencia, pero ante los hechos y ante las pruebas hay que rendirse ante la vivencia y la experiencia», expresó Tata Neto, miembro del Círculo Maya.
Video / TCS. / Reportaje elaborado por: Alex Rivas.
En la cultura maya, las personas le muestran respeto mediante ceremonias que buscan equilibrar la energía de quienes se adentran en sus aguas, e incluso realizan rituales para calmarlo cuando las olas se vuelven embravecidas.
«La mar es un espíritu femenino y si hemos hecho ceremonias donde la manifestación del agua se hace sentir, cuando está muy alterado hacemos ofrendas y el mar se tranquiliza… Habría que pedir permiso para ingresar, saludar al espíritu, armonizar con él y esperar la respuesta, esa respuesta llega al corazón y normalmente pues se puede entrar a bañar y podría tener como diríamos lo revuelcan los retumbos o que el mar se pone inquieto que está molesto».
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El mar como símbolo de vida y misterio
Los surfistas y otros que viven en contacto constante con el océano afirman que sus aguas poseen carácter y personalidad.
«Ya llevo como siete años en el mar, pues la verdad cuando estás ahí bañándote o surfeando y si querés aprender, te conectás de un solo con el mar y todos tus problemas los olvidás y te conectás solamente con el mar», aseguró el surfista Emerson Martínez.
También hay una creencia de que al mar no le gusta el ingreso de mujeres embarazadas y expresa su furia con olas más fuertes.
«Efectivamente cuando las mujeres están embarazadas o están menstruando, ellas tienen una energía muy fuerte y se ha visto que cuando entran al mar o a los ríos hay cierta resistencia del espíritu de las aguas para poderla recibir, esto sucede porque hemos perdido el conocimiento ancestral de que antes de entrar a estos lugares a una cueva, a un volcán, un cerro, un río, un lago, a un mar, se debe pedir permiso al espíritu, estamos entrando al cuerpo de ese ser».
Mientras algunos lo consideran leyenda y otros lo viven como experiencia, lo cierto es que el mar, desde épocas ancestrales hasta la actualidad, siempre inspira respeto.









