La dislexia es un trastorno del aprendizaje que afecta la lectura, la escritura y, en ocasiones, la comprensión. Por eso, es crucial identificarla a tiempo, ya que un diagnóstico temprano puede tener un impacto decisivo en el progreso académico y emocional de los niños.
Aunque no afecta la inteligencia, la dislexia puede provocar frustración si no se reconoce ni se aborda adecuadamente desde los primeros años.
«La dislexia es un trastorno de aprendizaje que afecta prácticamente la lectura, pero está concatenado también con la escritura. Es un proceso donde el niño logra tener problemas a la hora de leer, donde invierte palabras, faltan palabras, a veces no tienen secuencias lógicas», expresó la psicóloga infantil, Lissette González.
Video / TCS. / Reportaje elaborado por: Leslie Solito.
Importancia de un diagnóstico temprano de dislexia
En muchas ocasiones, los docentes son los primeros en detectar situaciones relacionadas con este trastorno. Cuando esto ocurre, deben remitir al estudiante a un psicólogo educativo, un psicopedagogo o un especialista en neurodesarrollo infantil, quienes se encargará de abordar el problema. «La dislexia es un problema que hay que tratarlo con cuidado», advirtió González.
«Lo importante es la observación, los maestros pueden empezar a hacer observaciones dentro del aula, la lentitud con la que los niños pueden responder a las tareas de escritura, como por ejemplo: las planas, tener dificultades para tomar dictados para escribir de la pizarra, para copiar palabras», señaló Evelyn Campos, pedagoga.
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Por otro lado, cuando no hay diagnósticos tempranos, los pacientes pueden presentar actitudes de insuficiencia y baja autoestima.
«Estos niños cuando tienen estas dificultades y no se les acompaña se pueden ver como niños problemáticos, a veces se les etiqueta los cuadernos y se les dice que no han copiado. Esto ocasiona que el niño empiece a tener baja autoestima, a tener problemas de conducta», enfatizó Campos.
Signos de alerta
Algunas señales tempranas de este trastorno son:
- Dificultad para aprender el abecedario.
- Inversión de letras como «B» y «D».
- Lentitud al leer o escribir.
- Dificultad para recordar rimas o canciones.
- Problemas de atención durante actividades de lectoescritura.









