El pasado 30 de julio se generó una alerta de tsunami desde Rusia tras el megaterremoto de 8.8 grados en la península Kamchatka. Esto trajo a la memoria 3 devastadores antecedentes, los tsunamis de Chile en 1960, de Indonesia en 2004 y el de Japón en 2011.
Y es que, este es el octavo terremoto más potente de todos los que se tienen registro a lo largo de la historia. Además, ocurrió en el extremo oriental del cinturón de fuego, precisamente donde la placa Norteamericana se subduce en la Euroasiática. Esto genera constantes fricciones que desencadenan sismos de gran magnitud con epicentro submarino, por lo que son más propensos a provocar tsunamis.
¿Qué es un tsunami?
La palabra “tsunami” proviene del idioma japonés. Se traduce como «ola de puerto», porque tradicionalmente estas olas destructivas se notaban al llegar a los puertos. Aparecían de forma repentina y devastadora, muchas veces después de un terremoto lejano.
Aunque en español también existe el término técnico “maremoto”, este se refiere más al movimiento violento del mar, mientras que tsunami se usa más comúnmente hoy en día, cuando se quiere destacar el impacto de las olas en tierra firme.
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Los tsunamis ocurren, generalmente, por cuatro causas: por terremotos en el lecho marino, por erupciones volcánicas submarinas, por enormes deslizamientos de tierra y por impacto de meteoritos o asteroides.
Aunque esta última es la favorita de Hollywood, son casos muy extraños, cercanos a eventos de extinción masiva. Pero se cree que es lo que ocurrió hace 66 millones de años en Yucatán y que provocó la extinción de los dinosaurios.
Los 3 devastadores antecedentes al tsunami de Rusia
El tsunami, tras el terremoto en Rusia, no alcanzó los niveles de catástrofe que se temían, pero demostró que la amenaza sigue latente. Y evocó tres antecedentes clave que marcaron la memoria colectiva global.
Valdivia, Chile (1960)
El terremoto de Valdivia ocurrió 22 de mayo de 1960 a las 3:11 pm, hora local de Chile. Con una magnitud de 9.5 grados, es el sismo más potente registrado en la historia moderna. Generó un poderoso tsunami que afectó las costas de casi todo el continente americano, cruzó el Pacífico y llegó hasta Hawái, Japón y Filipinas. Su devastación mostró por primera vez la escala planetaria que puede tener un sismo de gran magnitud en algún punto del Pacífico.
Una animación elaborada por el Centro de Alertas de Tsunamis del Pacífico (PWTC, sigla en inglés) muestra como se expandió la ola durante 36 horas después del sismo.
Sumatra, Indonesia (2004)
El 26 de diciembre de 2004 a las 7:58 am, hora de Indonesia, ocurrió un terremoto de magnitud 9.3 grados. El fuerte sismo provocó un espantoso tsunami que arrasó las costas de 14 países y mató a más de 230,000 personas. El desastre resaltó la necesidad de mejorar los sistemas de alerta temprana en la cuenca de los océanos Pacífico e Índico.
Japón (2011)
El 11 de marzo de 2011, a las 2:46 pm, hora de Japón, un terremoto de magnitud 9.0 ocurrió frente a la costa de Tohoku. Esto generó un pavoroso tsunami con olas de hasta 40 metros que dejaron más de 18,000 muertos. Además, provocó el accidente nuclear de Fukushima. Este evento confirmó que incluso países con sistemas avanzados de prevención pueden sufrir catástrofes ante estos fenómenos impredecibles.
Entonces, en el Pacífico, los terremotos puede que no sean locales, porque sus consecuencias pueden cruzar océanos, golpear otras costas y reactivar los temores colectivos. La memoria geológica del planeta sigue alerta, y cada nuevo sismo es un recordatorio de que estamos viviendo sobre una tierra en permanente movimiento.
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