A veces, las señales de posibles problemas del habla en los niños están presentes, pero pasan desapercibidas. Para proteger su identidad, la llamaremos Carolina. Es madre de una niña de cinco años y notó algo distinto en su hija.
“Sí vimos que algo no estaba bien. No estaba al mismo nivel que los otros niños de su edad, iba un poco más atrás. Por ejemplo, aún le cuesta mantener un diálogo”, expresó Carolina.
Cuando hablar se vuelve un desafío
Preocupada, Carolina buscó ayuda profesional y decidió llevar a su hija a terapia de lenguaje. Allí encontró acompañamiento y esperanza.
La terapeuta de lenguaje, Brenda Durán, explicó que el proceso combina apoyo sensorial y juego: “Buscamos que la niña se sienta motivada y participe con energía. Primero reconocemos letras y palabras para ampliar su vocabulario. Luego usamos circuitos de movimiento para mantenerla activa y ayudarle a desenvolverse mejor en su vida diaria. Todo se hace a través del juego y la diversión.”
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Las terapias de lenguaje, como la que recibe la hija de Carolina, no solo estimulan el habla, sino también la comprensión, la memoria y la confianza.
Los especialistas explican que existen señales de alerta que varían según la edad del niño y pueden detectarse desde los primeros meses de vida.
Por ejemplo, bebés de 0 a 12 meses que no responden a sonidos o a su nombre, no balbucean ni repiten sonidos, o no usan gestos como decir “adiós”, podrían presentar un retraso en el desarrollo del lenguaje.
Entre 1 y 2 años, si el niño no dice palabras como mamá o papá, no comprende instrucciones simples o prefiere comunicarse solo con gestos, es importante buscar orientación.
De 2 a 3 años, se considera señal de alerta si el pequeño no dice al menos diez palabras, no combina frases o su lenguaje es difícil de entender fuera del entorno familiar.
“Si a los dos años y medio el niño dice menos de diez palabras, no forma frases de dos palabras o no responde a su nombre, hay que buscar ayuda profesional. Esas son señales claras de alarma”, enfatizó la terapeuta del lenguaje, Lissette Martínez.
Atención y detección temprana: claves del desarrollo
Los especialistas también advierten sobre otras señales que deben observarse: dificultad para seguir instrucciones, problemas para expresar ideas, babeo excesivo o falta de interés por comunicarse, incluso mediante gestos.
Por su parte, la pediatra Michelle Fernández señala que ignorar estos signos puede tener consecuencias graves: “Si no se presta atención, los trastornos del lenguaje pueden empeorar o estar asociados a otras condiciones neurológicas, como pérdida auditiva. Un diagnóstico oportuno garantiza una estimulación adecuada.”
Video / TCS. / Reportaje elaborado por: Ana Quintanilla.
Por ello, los expertos recomiendan no esperar a que el niño hable “cuando quiera”. La detección temprana puede marcar una gran diferencia.
Estar atentos, escuchar y observar son las claves. A veces, el silencio también habla, y puede ser la señal más importante para actuar a tiempo.
