En las canchas de la colonia Atlacatl, en San Salvador, su silbato suena firme, preciso, lleno de vida. Quien lo hace sonar es Morena de Guerrero, una mujer de 86 años que lleva 17 dedicándose al arbitraje de mesa en el baloncesto. Su historia rompe estereotipos y demuestra que el amor por el deporte no tiene fecha de retiro.
“Es una carrera muy bonita. Me gusta mucho porque trato con muchas personas y me mantiene activa”, cuenta Morena mientras acomoda su marcador de madera. Con cada punto anotado, mueve con precisión la pequeña flecha que indica la dirección del balón. “No se me escapa ni un punto”, dice con una sonrisa.
Arbitraje, una pasión que nació en familia
Morena no llegó sola al mundo del arbitraje. Su hija y su nieto fueron quienes la animaron a involucrarse después de jubilarse del Ministerio de Salud. “Ellos empezaron primero y me dijeron que yo también podía hacerlo. Y aquí estoy, todavía en esto”, recuerda con orgullo.
Aprender las señales, interpretar los gestos y mantener la concentración fueron sus primeros retos. “Al inicio fue difícil entender cómo leer las manos de los árbitros. Ellos indican todo lo que pasa en la cancha, y uno debe estar atento siempre”, explica mientras repasa los números del marcador.
Su compromiso es tal que, aunque los partidos sean en fines de semana o a altas horas de la noche, nunca falta. “A veces tiene que salir a las nueve o diez de la noche, y aun así va”, comentó Luis Menjívar, amigo de Morena.
“Muchos de nosotros, siendo jóvenes, no queremos salir de casa, pero ella lo hace con pasión. Es admirable” agregó Menjívar.
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Disciplina, amor y concentración
Morena es conocida por su carácter firme. No teje suéteres, como muchas personas de su edad; ella anota puntos y sanciona faltas. Si un jugador incumple el reglamento, lo descalifica sin titubeos.
El profesor Franklin Orellana, quien ha trabajado con ella durante años, destaca su entrega. “Llevar una mesa no es fácil. Un error de segundos puede alterar todo el partido, pero ella no falla. Tiene una concentración impresionante”, afirma.
Aunque podría optar por sistemas digitales, Morena prefiere seguir llevando el control de manera manual. “Me acostumbré así, y me gusta. Me mantiene despierta y concentrada”, confiesa con orgullo.
Una lección de vida en cada silbatazo
Su historia inspira a jóvenes y adultos por igual. A sus 86 años, Morena no piensa detenerse. “Mientras pueda mover las manos, seguiré aquí”, asegura riendo.
Video / TCS. / Reportaje elaborado por: Elizabeth Alas.
En un país donde muchas personas mayores son relegadas o invisibles, esta árbitra de baloncesto demuestra que la pasión y la disciplina pueden más que el tiempo. Cada partido es para ella una celebración de vida, un recordatorio de que siempre hay cancha para quien quiere seguir jugando.
Con su silbato, su marcador y su energía incansable, Morena de Guerrero enseña una gran lección: la edad no limita los sueños, los fortalece.









