La hospitalidad es un rasgo que acompaña la vida de los salvadoreños. Un gesto sencillo puede transformarse en alivio y esperanza para quienes más lo necesitan.
Este principio se manifiesta en personas como Zulma Palacios, enfermera del Hogar de Ancianos. Desde muy temprano recibe y apoya a los adultos mayores con dedicación. “Como hogar de ancianos, nos identificamos en la atención hacia ellos, brindándoles comodidad, cuidado y el acto de amor que significa atenderlos”, señaló Palacios.
El personal del hogar comparte la misma entrega. Trabajan en equipo y encuentran motivación en la gratitud de quienes atienden. “Verlos sonreír cada día es un agradecimiento directo hacia nosotros, y nos sentimos plenos al verlos bien”, agregó la enfermera.
Te podría interesar: Estrés infantil: ¿cómo reconocerlo a tiempo?
La hospitalidad como identidad salvadoreña
Para entender la importancia de este valor, la psicóloga Elisa Novoa explica su dimensión social: “el valor de la hospitalidad es muy importante en la vida de todas las personas. Tanto ofrecerlo como recibirlo nos une y fomenta solidaridad y amistad”.
Los salvadoreños también reconocen la hospitalidad en gestos cotidianos. Valeria del Valle opina que “se refleja al ceder el asiento a una mujer embarazada o a alguien con un niño. Son valores que deben enseñarse en casa y en la escuela”.
Belén Contreras coincide y resalta que “la hospitalidad se refleja en ayudar a un anciano, darles asiento en el bus o visitar hospitales para compartir comida con quienes lo necesitan”.
Estos ejemplos muestran cómo la hospitalidad va más allá de abrir las puertas de un hogar. Implica brindar un trato humano lleno de calidez, paciencia y respeto, donde la empatía se convierte en un acto cotidiano.
Video / TCS. / Reportaje elaborado por: Leslie Solito.
En espacios como el hogar de ancianos, la hospitalidad no solo cubre necesidades de salud, sino también emocionales. Atender con cercanía permite a los adultos mayores sentirse acompañados y valorados.
De esta forma, la hospitalidad se transforma en un acto de amor que fortalece la confianza y reafirma la identidad salvadoreña. Más que un valor, es un sello cultural que distingue a El Salvador y une a su gente.









