Bajo la oscuridad de la noche, un grupo de personas que se encontraba trabajando en el cerro El Picacho del volcán de San Salvador asegura haber presenciado la aparición de la tenebrosa Carreta Chillona.
«Fue una medianoche que fuimos allá a la montaña, a los alrededores del cerro El Picacho, estábamos cuidando las flores del 2 de noviembre y empezó a escucharse un ruido extraño. De repente quedó en total silencio por el viento», narró uno de los testigos.
Las personas no lograban entender qué estaba pasando a su alrededor ni de dónde provenía el extraño sonido. Uno de ellos intentó grabarlo, pero lo que ocurrió los dejó completamente desconcertados.
«Cuando saqué el grabador de voz solo escuché un ruido extraño de un búho, de un tecolote. No logré escuchar la Carreta Chillona, pero mi abuelo cuenta que sí era la Carreta Chillona», dijo el hombre.
Video / TCS. / Reportaje elaborado por: Alex Rivas.
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El misterio de la Carreta Chillona se mantiene vivo en Cojutepeque
Los relatos sobre la Carreta Chillona se repiten en varias zonas de El Salvador, y el distrito de Cojutepeque en Cuscatlán Sur figura entre ellas.
«Aquí en Cojutepeque se cuenta sobre la Carreta Chillona, especialmente en el cantón Madre Cacao, donde se escuchaba a media noche, una carreta o el sonido de las ruedas haciendo el gran ruido, como una carreta como fantasma, le podríamos llamar, por eso le decían la Chillona, por la gran bulla que llevaba, las cadenas, llevaba también los palos que van a los laterales como el cerquito que lleva una carreta y unas calaveras», narró el historiador Luis Orellana.
A simple vista podría ser una carreta cualquiera, pero para muchos, su sonido al pasar bastaba para helar la sangre.
«Escuchaban el ruido y el sonar de sus ruedas que eran de madera y llevaban hierro, entonces ese ruido o estruendo ellos ya sabían que era la Carreta Chillona, la cual les causaba mucho miedo», explicó una mujer.
¿Por qué despertaba tanto miedo? La tradición cuenta que quien se cruzaba con ella, ya fuera viéndola o escuchándola, podía morir al día siguiente o caer enfermo sin razón aparente.
Sea mito o realidad, la Carreta Chillona continúa viva en la memoria colectiva, avanzando entre el ruido de sus ruedas y el temor de quienes creen que aún puede aparecer en cualquier noche.









