En el distrito de Panchimalco sigue latente el enigma de los nahuales. Vecinos del lugar cuentan que, en épocas pasadas, hubo individuos capaces de tomar la forma de animales, una herencia indígena conocida como nahualismo.
¿Ha escuchado historias sobre hombres que, al caer la noche, se transforman en perros, monos o incluso aves, con ojos que brillan en la oscuridad y que desaparecen sin dejar rastro? En Panchimalco, estas no son simples narraciones, sino parte de la leyenda de los nahuales: seres capaces de adoptar forma animal y desplazarse entre las personas sin ser detectados.
«Mi mamá cuenta que había un señor que le decían Juan Raicero que se convertía en tacuazín, cuando él venía de adentro de la casa, se subía y cortaba los jocotes… Se convertía en tacuazín, se convertía en lo que él quería. Aquí tenía mucha fama este pueblo de esa gente que podía esa cosa», contó una habitante del pueblo.
Video / TCS. / Reportaje elaborado por: Maziel Méndez.
«Los abuelitos que viven acá en esta zona, pues ellos cuentan sus historias de personas que se convertían en animales. Por acá, María Benítez, ella sostiene que ella se convertía en animal para cobrar justicia. Acá por esta zona, hay personas que sostienen que muchos señores se convertían en venados, en culebras, en tunco, en una especie como de lobo, en murciélagos, incluso grandes», expresó el investigador de cultura indígena, Amílcar Ramírez.
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¿Cómo lograban convertirse en nahuales?
Ramírez sostiene que esta práctica permite transmitir el conocimiento de la naturaleza. Mediante ciertos métodos, controla su cuerpo, se relaciona con otros animales y especies, e incluso, según él, puede alterar la materia y convertirla en algo distinto.
Por otro lado, el concepto de nahual no solo implica la capacidad de convertirse en animales. Cada persona cuenta con un nahual propio, que se define según su fecha de nacimiento.
«Con los nahuales, cuando una persona nace, le ponían ese nombre, pero con el tiempo ese niño iba desarrollando por visión, por ceremonia o por cualquier otra cosa, que nuestros abuelos fueron bien observadores y dijeron que lo que le sucediera después de los 13 años marcaba el nombre de esa persona. Por ejemplo, si a un muchacho de 14 años le pica una culebra y sobrevive, entonces el nahual de él va a ser la culebra», dijo Ramírez.
En la cosmovisión nahua-pipil, los nahuales no son monstruos ni brujos, sino guías espirituales: animales que reflejan la personalidad de cada persona y la acompañan a lo largo de la vida.









