Para que un sismo cause daño no basta con la fuerza del temblor, sino que, además, influyen factores como la profundidad, el tipo de suelo, la cercanía a zonas pobladas y la calidad de las construcciones.
Luis Mixco, sismólogo del Ministerio de Medio Ambiente explica que un movimiento telúrico se convierte en un riesgo, tomando en cuenta la exposición que tiene la población. «No es lo mismo que ocurra en la noche o que ocurra en la mañana, ya que puede ser que entre más gente esté dentro de una residencia, puede ser que hayan más colapsos, más fatalidades que cuando uno está en la mañana».
¿Cómo se puede ejemplificar los sismos?
El impacto de un sismo es como el de dos piedras iguales arrojadas al agua: una, al caer cerca de la orilla, genera olas grandes; la otra, en agua profunda, apenas mueve el agua.
Aunque tengan la misma magnitud, los sismos superficiales en suelos blandos, como colonias sobre rellenos o cerca de ríos, hacen que las casas tiemblen más y se dañen. En cambio, los temblores profundos o lejos de zonas pobladas producen menos movimiento en las viviendas.
Video/TCS/Reportaje Elaborado por Lissette Santamaria.
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¿Por qué ha temblado en Guatemala?
El pasado 8 de julio se activó la falla de Jalpatagua, en el sureste de Guatemala, parte de un sistema conectado con El Salvador. Esto provocó sismos en Escuintla, Sacatepéquez, Chimaltenango y Ciudad de Guatemala. Aunque no se esperan terremotos directos en El Salvador, el geólogo Miguel Hernández advierte que podrían sentirse movimientos sísmicos en el país.
Para reforzar la seguridad, el Ministerio de Medio Ambiente elaboró nuevos mapas de amenaza sísmica y junto al Ministerio de Obras Públicas, trabaja en la actualización del código sísmico, que no se renovaba desde 1997.
