Jack Betts, actor estadounidense recordado por interpretar a Henry Balkan en la película «Spider-Man» en 2002, falleció el pasado jueves 19 de junio a los 96 años mientras dormía en su residencia en Los Osos, California. Sin embargo, la noticia fue confirmada recientemente por su sobrino Dean Sullivan y difundida por The Hollywood Reporter.
En «Spider-Man», Betts dio vida a Balkan. Uno de los miembros del directorio de Oscorp que es despedido por Norman Osborn, Willem Dafoe, poco antes de ser asesinado por el Duende Verde. Aunque fue una aparición breve, su personaje jugó un papel importante dentro de la trama y es ampliamente recordado por los fans de la saga.
Video/TCS
Jack Betts nació el 11 de abril de 1929 en Jersey City, Nueva Jersey y fue criado en Miami desde los 10 años. Su talento fue reconocido desde temprana edad. Obtuvo una beca del legendario Lee Strasberg, influyente director, profesor y actor estadounidense, conocido por ser uno de los principales exponentes del Método de Actuación, para estudiar en el prestigioso Actors Studio. Esto le permitió formarse junto a figuras como Elia Kazan. Trabajó en montajes teatrales como «Cat on a Hot Tin Roof» y «Sweet Bird of Youth».
Jack Betts participó en «Batman Forever»
Además de su paso por «Spider-Man», Betts tuvo una carrera extensa y diversa. Participó en películas como «Batman Forever», «Falling Down» y «8MM». En televisión apareció en series populares como «Friends», «Everybody Loves Raymond», «General Hospital» y «One Life to Live».

Jack Betts en «Spider-Man». Foto: Cortesía
Durante la década de 1960 y principios de los 70, Betts incursionó en el cine europeo bajo el seudónimo Hunt Powers. En este periodo protagonizó más de 15 «spaghetti westerns». Un género muy popular en ese entonces, consolidándose como uno de los rostros recurrentes del cine de acción italiano.
En el teatro destacó en la obra «Drácula», participando en el montaje de Broadway entre 1977 y 1980. Uno de sus momentos más memorables fue cuando interpretó al famoso vampiro como suplente de Raúl Juliá en una única función, experiencia que siempre consideró como una de las más significativas de su carrera artística.









