En la actualidad, la ciencia ofrece soluciones seguras y sostenibles, sobre todo para los agricultores que enfrentan constantes amenazas por enfermedades y plagas que afectan la productividad. Una de las alternativas son los cultivos in vitro, una técnica biotecnológica que permite obtener plantas más sanas, resistentes y adaptadas a distintas condiciones ambientales.
¿Qué son los cultivos in vitro?
Es un método de propagación vegetal que se realiza en condiciones estériles dentro de un laboratorio. A través de esta técnica, se toman pequeñas porciones de una planta, como el tallo, la hoja o la raíz y se cultivan en un medio especial con nutrientes controlados.
“Los cultivos in vitro son parte de una gama de técnicas biotecnológicas que utilizan células vegetales para generar nuevas plantas, libres de enfermedades y listas para su desarrollo”, explicó José Chinchilla, coordinador del laboratorio de biotecnología del Centro Nacional de Tecnología Agropecuaria y Forestal (CENTA).
Una de las principales ventajas de esta técnica es la posibilidad de intercambiar material vegetal entre países de forma segura, sin el riesgo de propagar plagas o enfermedades que podrían afectar otros ecosistemas.
Además, al desarrollarse en un entorno controlado, las plantas reciben todos los nutrientes esenciales a través de un gel especial que contiene sales minerales, nitrógeno, potasio y reguladores de crecimiento. El proceso de cultivo puede tardar entre ocho y diez meses, dependiendo de la especie y las condiciones del laboratorio.
Proceso de adaptación
Una vez que las plantas crecen en el laboratorio, pasan a una fase de aclimatación, donde deben adaptarse al ambiente natural. Este paso también se realiza bajo condiciones controladas para asegurar su correcto desarrollo.
Lissette Arias, técnica de laboratorio, detalló que “durante el proceso de adaptación, las plantas son limpiadas del gel, sembradas en bolsas y nutridas cuidadosamente hasta que están listas para ser trasplantadas al campo”.
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Las plantas obtenidas por cultivos in vitro tienen mayor vigor, sanidad y productividad. Esto representa un beneficio directo para los agricultores, quienes pueden obtener mejores cosechas, reducir pérdidas y fortalecer la seguridad alimentaria.
“El productor tiene una mayor garantía de que sus plantas no traerán enfermedades ni contaminantes que afecten el desarrollo. Son plantas fuertes, listas para el campo y con gran potencial de rendimiento”, agregó Arias.
El cultivo in vitro no solo mejora la eficiencia agrícola, también abre la puerta a la conservación de especies, la recuperación de cultivos nativos y la introducción de variedades mejoradas.
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