Izalco, un distrito cargado de historia y tradiciones, es testigo de un hecho que marcó para siempre la memoria colectiva de sus habitantes. Hace más de 90 años, cuando la furia del volcán amenazaba con devorarlo todo, la fe se impuso al desastre: según relatan los pobladores, la Virgen intercedió y detuvo la lava, salvando al pueblo de una tragedia inminente.
En las faldas del volcán de Izalco, en el cantón Chorro Arriba, se encuentra un altar en honor a la Virgen de la Inmaculada Concepción. Este simboliza la devoción y la fe que caracterizan a sus habitantes. El acceso hasta este lugar se puede hacer a pie, disfrutando del paisaje o a través de una emocionante aventura en cuadrimotos.
Video / TCS. / Reportaje elaborado por: Fabiola Hernández.
Según la tradición popular, la madre de Dios fue quien protegió a los izalqueños de la potente erupción del volcán, ocurrida en la década de 1930.
«Debido a la amenaza de la lava por las erupciones volcánicas, el padre Castillo Solórzano tomó el bien de hacer una peregrinación en aquel tiempo no eran calles, eran veredas y esta era una montaña, era más extensa de árboles. Hasta que el padre les comentó que había tenido un sueño, donde la Virgen aparecía en las partes altas de esta montaña», relató Benjamín Bautista, guía turístico de la zona.
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Izalqueños agradecen los milagros de la Virgen de la Lava
A pesar del paso del tiempo, la devoción a la Virgen de la Lava sigue viva en la memoria de los izalqueños. Cada diciembre, se organizan peregrinaciones en agradecimiento por haberles salvado la vida.
Fotografías: Fabiola Hernández.
«En ese entonces, la lava ya se acercaba por estos lugares, así que se acercaron… es así que pusieron la imagen de la Inmaculada Concepción frente al lado poniente donde venía esa serpiente de lava amenazadora que iba a destruir el pueblo de Izalco. ¿Y qué fue lo sorprendente, lo sobrenatural? En la fe cristiana, religiosa católica que la lava se detuvo de ahí», comentó Bautista.
En el lugar, todavía se aprecian formaciones de roca volcánica que recuerdan aquel episodio histórico. Hoy, el cerro se ha convertido en un refugio de paz, desde donde se contemplan paisajes de gran belleza natural.









